Conjunto arqueológico natural de Santomé
Todo parece indicar que la fecha de comienzos del castro debe situarse, a tenor de algún tipo cerámico, a mediados del siglo I a.C., prolongando su existencia hasta mediados de la segunda centuria después de Cristo.
A mediados del siglo II d.C. ambos poblados fueron arrasados o abandonados, quedando el lugar yermo, hasta que un siglo después es de nuevo ocupado por un asentamiento en el que conviven, en una perfecta simbiosis, los modos y formas romanas con las tradiciones anteriores, creando unos modelos habitacionales que van a pervivir largamente en la Galicia rural.
Las estructuras arquitectónicas exhumadas componen dos unidades constructivas con ligeras variantes, aunque organizadas en función de un espacio abierto central que funciona a modo de patio con reminiscencias en el atrium de la típica casa romana.
En relación con el castro la última intervención realizada permite contemplar un entramado urbano organizado a partir de una calle central, que desemboca en un espacio abierto más amplio a modo de plaza. Este espacio es resultado de un proceso de ocupación y reocupación del espacio castreño, utilizando estructuras preexistentes, que se verán obligadas a adaptarse a una nueva organización condicionada.