San Cibrao das Viñas

Como llegar

Desde Ourense se toma la OU-525 hacia San Cristovo das Viñas. Se encuentra a 7km. desde Ourense.

Otros datos

Teléfono del Ayuntamiento: 988 381 034
Web:http://www.sancibrao.es/

Geografía

Desde el punto de vista físico, lo más destacable es el predominio de los terrenos llanos, siendo al suroeste y al sur donde se registran los relieves más accidentados, con altitudes que no superan los 500 metros. Sobre los terrenos llanos, los valles suaves y las onduladas superficies de erosión, el monte Calvo o el de San Xoán, son miradores que dominan el municipio, constituyendo auténticos balcones naturales desde donde se puede contemplar la ciudad de Ourense. El término municipal está regado por el río Barbaña. El clima oceánico adquiere aquí ciertos rasgos de continentalización.

Historia

La historia del Ayuntamiento de San Cibrao das Viñas empieza allá por el Paleolítico, época de la cual existen restos de asentamientos en la comarca, y es testigo directo del paso de los romanos por estas tierras y más tarde del poderío de la Iglesia y de los señores feudales en la Edad Media. Así hasta llegar a nuestros días, en los que destaca sobre todo esta comarca por el gran desarrollo económico e industrial que la convierten en el motor económico de la provincia. Podemos por lo tanto, ver con mayor detalle los hechos y restos que en este municipio tuvieron lugar en las siguientas épocas: PREHISTORIA La primera actividad humana del ayuntamiento nos remite a épocas Prehistóricas y en concreto al Paleolítico inferior, tal y como refleja la existencia de dos yacimientos, uno en la parroquia de Sta. Comba de Gargantós y otro en la parroquia de Pazos de San Clodio, hoy en día desaparecido bajo el Polígono Industrial. En este último, se realizó una cata arqueolóxica en el año 1977, que proporcionó abundantes elementos de una industria sobre cuarcita, que pode ser adscrita al Acheulense (cronología: 700.000-120.000 BP) (bifaces, rayaduras y útiles sobre lasca.) La capital municipal cuenta con vestigios del siglo III y que podemos relacionar con un ramal de la antigua calzada romana que se dirigía desde San Cibrao das Viñas hacia Rabeda, para enlazar con la vía romana XVIII, también llamada vía Nueva por construirse serodiamente en la época Flavia. Esta enlazaba Bracara con Astúrica al traveso de la actual provincia de Ourense entrando en ella por Portela de Homem y saliendo por Valdeorras. En concreto, los restos de la época romana encontrados fueron dos miliarios, en un de ellos aparece el nombre del emperador Carino. Es una pieza bien ejecutada, de granito y en letra capital rústica y con el poco frecuente tratamiento del praenomen Mº. Esta es su lectura:MºAUR
CARINO
NOB
CAESEl emperador Carino es de origen ilírica y gobernó entre lo 283 y el 285 d.C. aunque el miliario si fecha en el año 282 cuando su padre, el también emperador Caro, lo eligió César. Este hito viario es solamente honorífico ya que sólo contiene el nombre y el título del emperador. El miliario se descubrió en el año 1972, estaba en posición vertical con las letras invertidas, pegado al muro absidal, embutido en el piso de madera y sosteniendo el retablo de la capilla románica del Santo Cristo (San Cibrao), y actualmente constituye el pedestal del altar en esta misma capilla. El otro vestigio romano también relacionado claro con esta vía es el puente romano que se levanta sobre o río Barbaña, a la altura de Ponte Noalla y de la que solo se conservan sus alicerces. EDAD MEDIA La cara de la historia medieval de este ayuntamiento la encontramos también en la capital municipal, San Cibrao das Viñas. San Cibrao das Viñas perteneció al abade de la Trinidad de Ourense, una de las doce dignidades que ocuparon un lugar preponderante durante la Baja Edad Media, con posición relevante al lado de los Obispos, y su jurisdición común sobre las iglesias de su territorio; la abadía de la Trinidad era la más pingüe de todas las dignidades; sus rentas consistían, según se puede ver por año de 1555 hecho por el abade de la Trinidad y arcediago de Baroncelle, don Alonso de Fonseca y Ulloa, en los diezmos, foros y derechos, señoriales de los vecinos de los cotos jurisdicionales de la Valenzá, San Cibrao das Viñas, Villaescusa, Lamas y Pontón. Provenían, y así ya lo advierte el canónigo Juan Pérez de Nóvoa, de la desmembración de la antigua dotación de Alfonso III a la catedral para descargar el cabildo de la “susceptione peregrinorum et sustentationibus pauperum” al que antecedería el abade de la Trinidad con su hospital. Este mismo abade que citamos, D.Alonso de Fonseca y Ulloa, en el año 1552 hace las capitulacións con los vecinos de San Cibrao das Viñas para la creación de la iglesia parroquial bajo a advocación de San Ildefonso en el lugar señalado por el merino Nuño Ortega; la nueva iglesia se edifica a la costa de los vecinos así como sus reparacións, dependiendo sus capellanes de la abadía. Los vecinos poseedores de viñas pagaban anualmente a la abadía 6 azumbres de vino, y estaban obligados a ir a la Abadía en Pascuas y el día de la Santísima Trinidad, asistir a la Misa y a las procesiones, bajo pena de una libra de cera (Protocolo de Gonzalo Blanco, año 1552, Archivo Diocesano). Todos estos privilegios hicieron que a finales del siglo XVI la parroquia de San Cibrao das Viñas se había emancipado de la Abadía de la Trinidad, a la que se opuso enviando un elevado número de feligreses contra los vecinos de la villa, en un encuentro en la calzada romana que conduce al Polvorín de Ourense, y muy próximo al monte de San Juán, donde tuvo lugar una larga lucha, armados los bandos con azadas, palos en la contienda, a la que se sumaron los vecinos de Barbadás, donde fueron vencidos los invasores. A pesar de esto los vecinos obtuvieron el apoyo de Enrique IV y de los Reyes Católicos y consiguieron que en el año 1577 la Audiencia del Reino de Galicia resolviera a su favor, de tal manera que la villa obtiene jurisdición propia, lo que caracteriza el desarrollo del municipio. Con el objeto de legalizar la independencia, Don Pedro Fernández de Castro, VII Conde de Léemelos, el “Gran Conde de Léemelos”, presidente del Consejo de Indias y Virrey de Nápoles, gran mecenas y escritor, e insigne gallego, solicitó de la Corte un privilegio de iguales prerrogativas y condiciones que las de la Trinidad, al que accedió la Corte, dando a San Cibrao das Viñas el honroso título de Villa y Coto. El Conde de Lemos mandó apegar a la Iglesia de San Ildefonso una capilla que aún hoy conserva su nombre y para su culto particular. También construyó una casa vivienda con muralla desde donde se divisa la capilla. A lo largo de los años las posesiones del Conde de Lemos pasaron a la familia de Tor, precedente y originaria de la provincia de Lugo, cuyo señorío lo formaban los cotos de San Juan que la posesión de la familia de Tor le había venido de un canónigo de Bobadela. Los vestigios de la hidalguía y nobleza conservado en el Ayuntamiento de San Cibrao das Viñas se limita a las actuales casas o Pazos que aún persisten y sus paredes brasonadas, aunque los documentos que había se destruyeron en 1890 con motivo de un incendio que asolou el archivo municipal.

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