Monasterio de San Salvador
El monasterio que hoy puede visitarse no es más que el resultado de la evolución histórica que a lo largo del tiempo unas veces experimentó y otras sufrió el edificio. La magnífica obra que hoy se contempla es el resultado de la evolución arquitectónica de una construcción que se inició en los tiempos del fundador con un conjunto de pequeñas edificaciones levantadas en las inmediaciones de una antigua capilla dedicada a San Martín, entre las que documentalmente (que no gráficamente) se sabe por el monje Ordoño de Celanova que eran las siguientes:
- Una iglesia con tres ábsides dedicados a San Salvador, San Pedro y San Juan.
- El pequeño templo dedicado a San Miguel arcángel.
- Viviendas para monjes.
- Viviendas para trabajadores del cenobio.
- Viviendas para peregrinos y huéspedes.
Posteriormente estas construcciones aisladas, probablemente muy humildes en su configuración arquitectónica inicial, dieron lugar al levantamiento de un monasterio propio de la arquitectura del románico, el cual todavía fue visto y descrito por Castellá Ferrer: “La iglesia con la torre mayor que para antigua es muy grande, hermosa, y de muy buena bóveda coronada toda de almenas y saeteras, que bien parecía soldado y caballero”. La fábrica actual se desarrolla en torno a dos grandes claustros (el procesional y el del poleiro), además de un pequeño patio de servicio para la cocina, alrededor de los cuales se distribuyen las diferentes dependencias que en su momento fueron dedicadas a las labores de administración, servicio y residencia de los monjes, y a los que hay que añadir el gran edificio dedicado a la vida religiosa, es decir la iglesia.
El monasterio se organiza alrededor de 2 claustros y un pequeño patio de servicio.
El Clautro Barroco: El claustro Reglar o de las procesiones (conocido popularmente como Claustro Barroco), se ubica inmediato a la sacristía y con acceso lateral a la nave sur de la iglesia. La planta baja es obra de Juan de Badajoz realizada en el siglo XVI con bóvedas de crucería. En los soportes de toda la arquería gótica se conservan interesantes medallones con bustos de personajes históricos (Carlos V, Felipe II, Juan de Austria…), figuras oníricas y monjes benedictinos. En el siglo XVIII fue ornamentado en sus fachadas exteriores, en estilo muy barroco, por Fray Plácido Iglesias, monje arquitecto de Celanova, natural de Terra de Montes (Pontevedra), a quien se le atribuye la solemne escalera abacial que comunica los dos pisos de este claustro.
El Claustro del Poleiro: El segundo claustro, conocido popularmente como Claustro del Poleiro, fue finalizado en el año 1722. Es de traza más sencilla que el anterior, pero de muy semejantes dimensiones. De confección neoclásica, se significa por una curiosa balconada que posibilita el acceso a las celdas situadas en el entresuelo, entre la planta baja y la primera planta del edificio, y que está sostenida por grandes ménsulas muy características de la arquitectura popular gallega, que son las que le dan el nombre popular de “poleiro”. La biblioteca, situada en la planta alta de la nave central que separa y une a la vez los dos claustros, otras escaleras de este mismo claustro y algunas dependencias anexas como el patio de las caballerías, ofrecen arquitectónicamente interesantes soluciones que merecen ser visitadas.