El geodestino Ribeira Sacra abarca los ayuntamientos de A Peroxa, A Teixeira, Castro Caldelas, Esgos, Montederramo, Nogueira de Ramuín, Parada de Sil y Xunqueira de Espadañedo.

Sin duda, la catedral de Dios. Marcada por la abundancia de monasterios y por sus bellísimos paisajes, la Ribeira Sacra ofrece uno de los recorridos turísticos más espectaculares de la provincia. El Cañón del Sil llega a alcanzar 500 m de profundidad y puede admirarse desde sus alturas o desde el río viajando en catamarán. Un espectáculo sobrecogedor por su grandeza, ante el cual se comprende que se haya llamado a esta comarca la Ribera Sagrada. Los monasterios de Montederramo, San Estevo, Santa Cristina o San Pedro de Rocas convierten a la Ribeira Sacra en un impresionante retablo pétreo en plena naturaleza.

Y la vid. Porque en estas tierras, fértiles y con un microclima propicio, los monasterios crearon una cultura del vino que hoy está más viva que nunca bajo la D.O. Ribeira Sacra. La vendimia es quizá el momento en el que el trabajo de los viticultores se muestra en toda su dureza, observándoles portar la uva por las escarpadas laderas que rodean los cañones del río Sil; toda una viticultura heroica.

Patrimonio

La Ribeira Sacra ocupa un lugar privilegiado en el plano histórico artístico de Galicia, por su elevado número de monasterios. A ello contribuyó su orografía y en especial el Sil, que hizo que floreciesen construcciones y asentamientos a ambas orillas del río.

Esta denominación surgió por la proliferación de cenobios y monasterios en su mayoría románicos, que se instalaron en la riberas del Sil, cuyos monjes roturaron sus tierras, plantaron y cultivaron sus viñas, produjeron unos magníficos vinos e hicieron florecer la cultura y la economía de la comarca.

Ejemplos colosales de la arquitectura religiosa, que fueron cuna de cultura y de espiritualidad y que hoy son los tesoros en piedra son el monasterio de San Esteban de Ribas de Sil en Nogueira de Ramuín, el cenobio de San Pedro de Rocas en Esgos, el convento de Santa María de Montederramo, Santa María en Xunqueira de Espadañedo y Santa Cristina en Parada de Sil.

En cuanto a la arquitectura civil destacan los pazos y castillos, estos últimos auténticas fortalezas, actualmente restauradas y convertidas en sedes de actos culturales y lugares de obligada visita: Castillo de Castro Caldelas y de A Peroxa. También son interesantes las diferentes muestras de arquitectura popular tales como capillas, cruceros, petos, hornos, molinos, hórreos…

Naturaleza

Sin duda el referente fundamental de este geodestino es el espectacular Cañón del Sil, desde los diferentes miradores sobre el mismo, podremos observar la grandeza del río y de sus cañones desde otra perspectiva.

Son varias las rutas de catamaranes que permiten navegar por las aguas del Sil, dando la oportunidad de conocer la Ribeira Sacra desde un punto de vista diferente y permiten contemplar un paisaje inédito de cortadas paredes de piedra y escalonados bancales en los que enraízan las preciadas viñas de las que se obtendrán los afamados vinos de la Ribeira Sacra.

El Cañón do Sil es Lugar de Importancia Comunitaria, así como el Bidueiral de Montederramo, un espacio único y una explosión de colores en plena naturaleza que sobrecoge a todo aquel que lo visita.

Fiestas y gastronomía

Recorriendo los pueblos de la Ribeira Sacra nos encontramos con multitud de ferias y fiestas, todas con un encanto y singularidad que sería temerario destacar unas sobre otras, pero a modo de pinceladas sería interesante reseñar la Fiesta de los Fachós en Castro Caldelas, degustar una buena ternera en la Fiesta de la Carne de Montederramo, y el buen vino y la carne que se puede disfrutar en la afamada Feira de A Peroxa.

El vino de la Ribeira Sacra, aunque parece tarea imposible, la vid se cultiva formando pequeñas terrazas en las pronunciadas laderas de la Ribeira Sacra y se vendimia exclusivamente a mano. Así los vinos de esta denominación combinan a la perfección los métodos artesanales con la más moderna tecnología. El resultado es un vino con personalidad propia que cada vez gana más adeptos.

Uno de los trabajos tradicionales que se conservan aún en la zona y son muy apreciados por los visitantes es la alfarería de Niñodaguia, que se hace con arcilla de la zona en hornos artesanales, piezas que son hoy pequeñas reliquias cargadas de identidad.